Al igual que la piel, que es un excelente indicador indirecto de cómo se encuentran nuestros órganos visuales, los ojos necesitan antioxidantes que ayuden a paliar o al menos a ralentizar este proceso de desgaste.
El clima mediterráneo, abundante en horas de sol y de luminosidad, es altamente beneficioso para el organismo junto con una dieta rica en vitaminas, minerales y sustancias carotenoides (pigmentos orgánicos que se encuentran de forma natural en plantas y otros organismos fotosintéticos como algas y algunas clases de hongos y bacterias) y flavonoides (serie de metabolitos secundarios de las plantas), que protegen, barren y limpian los radicales libres (especie química caracterizada por poseer uno o más electrones desapareados). La mala noticia, sin embargo, es el abandono a pasos agigantados de esa dieta mediterránea saludable y que, cuando nos quemamos la piel, nuestros ojos también pueden quedar afectados, irritados, secos, incluso con lesiones en la retina.
Siguiendo el paralelismo, si por ejemplo la zanahoria es buena y recomendable para potenciar la protección natural de la piel contra la radiación solar, también lo es para la protección de la visión. Exageraciones aparte, la cuestión es que la zanahoria es una hortaliza rica en vitamina A (presente también en espinacas, tomates o melocotones), necesaria además para la visión nocturna, que suele ser mala en los indivíduos miopes. Es necesario llevar una alimentación sana y equilibrada para mejorar la salud visual.
¿Alimentos recomendables? Aquellos que aportan vitamina A (como se ha referido) y B (cereales, frutos secos, verduras), C (cítricos o pimientos), E (espárragos, lechuga o guisantes), y Zinc (apio, espárragos, hígado, patatas). Las Antocianidinas (cerezas, frambuesas, manzanas o ciruelas) contribuyen a reparar las células nerviosas de la retina, aportando nutrientes al ojo. Varios autores han encontrado que con su uso mejoran los síntomas de la astenopía o cansancio visual.
El País.
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