Cuando estamos muy concentrados, usando mucha energía cognitiva, las pupilas de nuestros ojos lo revelan. No es que nos podamos asomar a tales pupilas a fin de contemplar el traqueteo de la mente. Lo que sucede es que las pupilas se dilatan.
El psicólogo Eckhard Hess, en un artículo que publicó en Scienctific American, descubrió que las pupilas se dilataban particularmente si están multiplicando números de dos dígitos y, cuanto más dificil sea la operación, más se dilataban y no volvían a su tamaño mormal hasta que la persona daba una respuesta verbal al problema. Si se le pedía que esperase para la respuesta, el tamaño de la pupila volvía a aumentar. Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía conjuntamente con Vernon Smith en 2002, repitió el estudio y descubrió que el tamaño de las pupilas variaba segundo a segundo.
Scientific American.
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