A día de hoy aún hay personas que les echa para atrás el uso de lentes de contacto, cuando son una solución óptica más que recomendable.
Las hay rígidas, blandas, permeables a los gases, desechables o cosméticas, es decir, existen lentes de contacto para todo tipo de necesidades, algo que no se queda aquí, ya que gracias a los avances tecnológicos poco a poco se van presentando nuevos modelos y más avanzados.
Resultan muy fácil y cómodas de utilizar, de hecho hasta un niño puede ponérselas. Sin embargo, aún existen personas reacias a colocarse esta pequeña pieza sobre la capa lagrimal que recubre la córnea y la esclerótica. No hay razón para ello porque, por regla general, a la mayoría de las personas que las utiliza les resulta más cómodas y estéticas que unas gafas porque no se suelen caer, no se empañan, ni siquiera con la lluvia, entre otras ventajas.
Adaptación pautada.
Cuando hemos decidido utilizar lentes de contacto, siempre bajo el consejo del Óptico-Optometrista que haya realizado una serie de exámenes para conocer las condiciones estructurales y funcionales del sistema visual del paciente, tenemos que ser conscientes de que el ojo se debe ir acostumbrando a llevarlas puestas. Por ello, el profesional recomienda que los primeros días se utilicen sólo algunas horas, alternando su uso con el de las gafas durante dos o tres días. Es normal sentir un ligero picor y lagrimeo en los ojos; lo que es más extraño es que el ojo duela o esté rojo, o que la visión sea borrosa o se vea peor que usando las gafas; en estos casos habrá que acudir al Óptico-Optometrista para analizar el problema y ponerle solución.
Lo básico.
Para que las lentes de contacto se mantengan en buen estado y nuestro ojos las acepten sin problema se deben limpiar a diario. Esta acción hay que realizarla con líquidos especiales, cuando nos las quitamos y antes de guardarlas en su estuche. Las lentes blandas, además de limpiarlas, hay que desinfectarlas con soluciones bactericidas y fungicidas especiales, o con soluciones de peróxido de hidrógeno o cloro. Además, tanto con las lentes permeables como las blandas se recomienda utilizar pastillas enzimáticas cada cierto tiempo para evitar la acumulación de depósitos moco-proteínicos.
Por otro lado, no debes dejarte puestas las lentes de contacto para dormir, a no ser que sean para el tratamiento de la miopía o de la hipermetropía con ortoqueratogía nocturna.
En el caso de que te vayas a maquillar el ojo, colócate antes las lentes de contacto, y usa cosméticos solubles en agua.
Cinco pasos para su colocación.
1.Higiene previa: Hay que lavarse las manos con un jabón que no contenga ni aceites, ni lociones, ni fragancias. A continuación se deben secar evitando que en las manos queden pelusas de la toalla. La lente habrá que aclararla con la solución adecuada para que esté totalmente limpia.
2.Comprobación: Antes de colocar la lente, se debe comprobar que está limpia y en perfecto estado. Además, asegúrate de que la estás cogiendo por el lado correcto.
3.Inserción: Se debe mantener el ojo en el que se va a colocar la lente abierto, y el otro mirando de forma fija en el espejo. La lente debe sujetarse con la yema del dedo índice, y con el dedo corazón deslizar hacia abajo el párpado inferior. Con la otra mano, levanta el párpado superior.
4.Colocación: Cuando la lente ya está insertada en el ojo, hay que realizar un ligero movimiento circular con el dedo con la finalidad de eliminar burbujas de aire entre la lente y el ojo. Si la lente no se centra por sí sola, desplazala tu mismo, con cuidado, la lente hasta que se sitúe en el lugar correcto empujándola con el borde del párpado.
5.Retirada: Se deben mantener los dos ojos abiertos, uno de ellos fijo en el espejo y el otro para quitar la lente. Con el dedo índice de una mano se levanta el párpado superior, y con el dedo corazón de la otra mano hay que empujar el párpado inferior hacia abajo. Los dedos índice y pulgar de esta misma mano se deben colocar sobre la lente y cerrarlos suavemente para que la lente se desprenda del ojo.
Si ves borroso prueba a...
-Mover la lente hacia el centro del ojo porque puede que no esté bien colocada.
-Quitártela y ver si tiene alguna mancha de maquillaje o mota de polvo. Si es así, limpia la lente con la solución limpiadora y vuélvetela a poner.
-Comprobar que la lente está colocada en el ojo correcto porque puede que las hayas intercambiado.
-Ver si está bien colocada y no está al revés.
-Y, en todo caso, consulta a tu Óptico-Optometrista.
¡Toma nota!
Nunca humedezcas las lentes de contacto con saliva ni las limpies con agua corriente porque aumentan las posibilidades de que sufras una infección ocular. Sólo puedes utilizar las soluciones desinfectantes que te indique tu Óptico-Optometrista.
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