martes, 10 de febrero de 2015

CONJUNTIVITIS EN EL BEBÉ: MIMOS E HIGIENE PARA SU CURA.

Este problema no suele suponer un problema en la salud visual del pequeño, pero sí le resulta muy molesto. Apunta estos consejos para tratarlo adecuadamente.

Si notas que tu bebé tiene uno o los dos ojos enrojecidos, con pequeñas venitas en la esclerótica (parte blanca del ojo), se los frota con frecuencia, su párpado inferior está inflamado, tiene más legañas de lo normal, y lagrimea, seguramente tenga una conjuntivitis.

¿Por qué surge?
La conjuntiva es la membrana fina que protege la superficie interna del párpado y la esclerótica. Cuando esta parte se inflama surge  lo que conocemos como conjuntivitis, que puede deberse a una infección producida por una bacteria o un virus; por el contacto con agentes irritantes, como el humo, el polvo, o un alérgeno; o, como suele ocurrir en los lactantes, por la obstrucción del conducto lagrimal.
En lo que se refiere a esta última causa, algunos bebés nacen con esta alteración y, aunque suele abrirse por si solo antes de los cuatro meses, en este periodo puede originar una irritacion. Incluso en los recién nacidos que nacen sin el taponamiento, su conducto es muy fino, lo que igualmente favorece una posible infección.

Limpia con cuidado.
Si sospechas que tu hijo tiene una confuntivitis es conveniente que le lleves al pediatra para que te indique el mejor tratamiento. Seguramente te aconseje la aplicación de un colirio o una pomada ocular, en tal caso necesitarás la ayuda de otra persona para administrarlo porque uno debe aguantar las manos y la cabeza del pequeño, y el otro administrar la solución.
Si le tienes que echar unas gotas de colirio, tendrás que separar con cuidado los párpados con una mano y con la otra el recipiente. En el caso de que el médico haya indicado el uso de una pomada, tendrás que aplicársela en el surco del párpado inferior. En ambos casos hay que tener mucho cuidado de que el frasco no entre en contacto con la piel del bebé para que no se contamine.
Antes y después de su aplicación deberá tener limpio el ojo. Para ello usa una gasa empapada en suero fisiológico para cada ojo, así evitarás pasar el virus o la bacteria de un ojo a otro.
Comienza la limpieza desde el lagrimal hasta el final del ojo con el objetivo de arrastrar hacia fuera la suciedad y las secreciones.
Cuando acabes, tú también deberás lavarte bien las manos para evitar el contagio de la conjuntivitis.

Prevenir la obstrucción.
Para evitar una posible infección derivada de la acumulación de secreciones en el saco lagrimal del bebé debido a la estrechez o taponamiento de su conducto lagrimal, se le puede realizar el masaje de "Crigler". Se trata de una técnica muy utilizada porque evita la obstrucción en el 90% de los casos, especialmente en los bebés menores de nueve meses.
Con este masaje se aumenta la presión hidrostática del líquido que se encuentra en el saco lagrimal, lo que favorece la eliminación de la obstrucción membranosa que impide la expulsión de la lágrima.
Si pasan los meses y, aunque se esté aplicando el masaje, no acaba de abrirse el conducto, será necesario consultar el problema a un profesional sanitario.

Masaje de Crigler, paso a paso.
Es muy fácil llevarlo a cabo, eso sí, hay que realizarlo siempre con las manos limpias y con mucho cuidado para no provocar molestias al pequeño. Se recomienda seguir estos pasos:
-Colocar el dedo índice envuelto con una toallita estéril en la parte interior del ojo. Presionar la zona constantemente unos 20 segundos. En el caso de que salga secreción, se debe retirar con la parte limpia de la toallita.
-Si en esta primera fase no se consigue la liberación de lágrimas, se debe seguir ejerciendo presión en la misma zona, y alargar el movimiento hacia abajo sobre el plano óseo. Se recomienda repetir unas cinco veces.
Este masaje se puede realizar cuatro o cinco veces al día, siempre utilizando toallitas nuevas en cada ocasión y para cada ojo.
Tanto para la limpieza, como para realizar el masaje de "Crigler", necesitarás usar toallitas estériles unidosis. Las puedes encontrar con fórmulas que, además de respetar el buen estado del ojo, favorecen su hidratación, reducen la inflamación y son aptas para los lactantes.
Evita los remedios naturales que se basan en limpiar los ojos con infusiones de plantas porque pueden irritar aún más el ojo, especialmente si el pequeño es alérgico a alguna de ellas.

Salud Visual Nº35

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