martes, 30 de diciembre de 2014

DEPORTE DE ALTURA ¡ALTA PROTECCIÓN!

Si practicas algún deporte en la montaña en cuyo equipamiento no viene incluida una máscara, no olvides usar unas gafas de sol adecuadas.

Cuando nos preparamos para practicar un deporte de invierno no prescindimos del mono, los guantes ni de la máscara. Damos por hecho que para esquiar, deslizarnos con la tabla de snowboard o para hacer esquí de travesía siempre vamos a ponernos una máscara que proteja a nuestros ojos del viento, las partículas de la nieve y de la radiación solar, pero ¿somos igual de conscientes de que también debemos protegernos cuando practicamos alpinismo, senderismo o simplemente pasamos una mañana en la montaña?
Ojo con la altitud.
Bajo un día nublado, en el que no notamos la radiación solar sobre nuesta cara, solemos olvidarnos de que sus efectos nocivos nos siguen llegando, más aún si subimos a la montaña. Esto ocurre porque según aumenta la altitud, la atmósfera atenúa menos los rayos solares y, por tanto, son más intensos y más peligrosos para nuestro organismo. No es necesario ascender miles de metros para tener en cuenta este riesgo, ya que con tan sólo que ascendamos 300 metros, la intensidad de la radiación aumenta un 5%  en comparación con la que recibimos a nivel del mar. Por tanto, proteger nuestro cuerpo de esta exposición es si cabe más importante en la montaña que en la playa, incluso en los días nublados.

Efecto de la nieve.
A la alta radiación que nos exponemos en la montaña, hay que sumarle la posible presencia de nieve. Y es que esta provoca una especie de "efecto espejo", ya que refleja más del 80% la luz solar, incluida la radiación ultravioleta. Cuando esquiamos, gracias al uso de la máscara, este efecto no llega a nuestros ojos, pero cuando caminamos en un entorno donde hay nieve no somos conscientes de este reflejo, por lo que podemos pasar varias horas recibiendo esta radiación intensa, sin darnos cuenta de lo perjudicial que puede resultar.

Otros "impedimentos".
En este entorno nevado y en la alta montaña, existen otros agentes que también pueden impedir que veamos correctamente e incluso originen daños en nuestros ojos:
-Cuando el viento impacta sobre nuestra cara favorece la sequedad ocular.
-Si el viento se combina con la presencia de nieve es muy probable que partículas y pequeños cristales de hielo entren en nuestros ojos, algo que debemos evitar porque pueden dañar la córnea.
-La sequedad ocular, el viento y/o la entrada de alguna partícula en el ojo puede evitar que veamos correctamente, lo que favorece que tengamos una caída.
¿Cómo se resienten los ojos?
De forma consciente podemos notar ciertas molestias en los ojos cuando no los protegemos adecuadamente en un ambiente ventoso y/o con nieve. Sin embargo, los efectos de esta falta de protección van más allá. El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas indica que la radiación ultravioleta acelera la aparición de ciertos tipos de cataratas y de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), dos de los problemas de salud ocular más frecuentes durante la madurez. A su vez, a corto plazo también pueden aparecer otros problemas como fotofobias, conjuntivitis, y úlceras, que si no son tratados adecuadamente pueden derivar en problemas más graves.
Tus compañeras de aventuras.
Si entre tus aficiones está la práctica de alpinismo, escalada o senderismo, debes incluir en tu equipamiento unas gafas de sol adecuadas. Dependerá de la altura que asciendas y de las condiciones en las que practiques el deporte para determinar ciertas características técnicas que deben tener tus gafas, pero en términos generales es conveniente que:
-Incorporen filtro de categoría 3 e incluso 4.
-Filtren el 100% los rayos ultravioletas.
-Sean polarizadas porque además de proteger de la radiación ultravioleta, evitan los deslumbramientos que origina el reflejo de la luz sobre la nieve.
-Conviene que sus lentes sean de espejo para que la luz del sol se refleje sobre ellas y no llegue a los ojos.
-Cubran los laterales del rostro para que también protejan la piel de la zona. A su vez, al colocarlas deben quedar próximas al rostro (sin que lleguen a molestar) para que tampoco entren los rayos solares por la zona superior  de los ojos.
-Se adapten perfectamente al rostro, algo que lo proporcionan las varillas y plaquetas nasales ajustables.
-Sean ligeras para que no te molesten al realizar cualquier movimiento.
-Sus lentes estén diseñadas con material orgánico, al poder ser polycarbonato, porque resisten mejor los golpes y las ralladuras.

¡Se pueden graduar!
Tienes la opción de usar lentes de contacto con tus gafas de sol, pero si no estás acostumbrado a utilizarlas, recuerda que existe una amplia gama de modelos de gafas de sol específicas para estos deportes que se pueden graduar sin problema. Visitanos o consultanos a través de nuesta página web para ayudarte a elegir la mejor opción.

Salud Visual Nº35


miércoles, 17 de diciembre de 2014

¡STOP A LA DEGENERACIÓN MACULAR ASOCIADA A LA EDAD!

La labor del Óptico-Optometrista en la detección y el control de la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) es fundamental para garantizar una buena calidad de vida al paciente.

Los años no pasan en balde y nuestros ojos lo saben ya que a ellos, como a la mayor parte del organismo, "le pesan". Y es que existen diversas patologías relacionadas con la salud visual que surgen a medida que envejecemos. Una de las más comunes en nuestra sociedad es la DMAE. Con datos del año 2013, en España el porcentaje de personas mayores de 65 años que la padece es del 13%, mientras que se estima que en total afecta a más de 300 mil personas. Hoy en día es la primera causa de ceguera en los países desarrollados en personas que superan los 55 años; un problema que posiblemente irá a más teniendo en cuenta que la esperanza de vida sigue aumentando. Por estos motivos, es importante detectar la DMAE cuanto antes con el objetivo de controlarla y que no derive en una pérdida de visión irreversible.


Sin origen concreto.
La DMAE es una patología que afecta a la mácula del ojo; es decir, la parte de la retina con la que conseguimos ver los objetos. De ahí que la persona que la padece comience a perder capacidad para realizar tareas en las que se necesita mayor precisión, como coser, leer letras pequeñas, escribir correctamente, etc; el problema es que el afectado lo asume como algo "normal" de la edad y no lo consulta con un profesional sanitario.
Esta enfermedad presenta un origen multifactorial, en el que se considera como principal factor de riesgo la edad, mientras que parece que también está asociada al estrés oxidativo. Además se cree que pueden influir otros aspectos en su desarrollo:
-Ser de raza blanca.
-Tener antecedentes familiares directos de DMAE.
-Ser mujer. Parece ser que tienen el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad en comparación con los hombres.
-El tabaquismo aumenta las posibilidades de padecerla.
-La obesidad podría acelerar su desarrollo.
-Padecer otras enfermedades, como las cardiovasculares o la diabetes, podría tener relación.
-La exposición excesiva a los rayos solares.
Teniendo esto en cuenta, las personas mayores de 55 años que presentan, además alguno o varios de estos factores, deben permanecer atentas ante cualquier alteración en su visión.

Nivel de gravedad y desarrollo.
Por otro lado se diferencian dos tipos de DMAE:
-Seca o atrófica: se caracteriza por la pérdida progresiva de la agudeza visual debido a la atrofia de las células de la retina que se estimulan con la luz. Es el tipo que se diagnostica al 85% de las personas con DMAE y es considerado como el tipo más leve.
-Exudativa: se considera más grave porque la pérdida de agudeza visual es más rápida y brusca. Surge al crearse nuevos vasos sanguíneos debajo de la mácula. La padece el 15% de los pacientes con DMAE, quienes en pocos meses experimentan una pérdida de visión importante e irreversible.

Atentos a las señales.
La DMAE se puede considerar una patología "silenciosa" porque no surge con dolor, con molestias o bajo una alteración que se pueda percibir, de ahí que, a las estimaciones del número de afectados diagnosticados haya que sumar todos aquellos que no saben que padecen la enfermedad. Esta falta de diagnóstico se debe a que el paciente no relaciona la pérdida de agudeza visual que está experimentando con la DMAE, le quita importancia alegando que es un problema de la edad y no acude a un profesional sanitario. Esta es una de las razones por las que un gran número de los casos de DMAE son detectados en una revisión cotidiana en el establecimiento sanitario de óptica. La consecuencia de este desconocimiento es que la enfermedad se comience a tratar ya en fases avanzadas. Para no llegar a este punto, no dudes en consultar al Óptico-Optometrista estas alteraciones, ya que este profesional sanitario conoce los síntomas y signos de sospecha de la DMAE:
-No distingues bien la cara de las personas, pero no tienes problemas para desplazarte por tu casa o al bajar escaleras. Esto se debe a que la periferia de la retina está en buenas condiciones, de ahí que muchas personas no asuma que no ve correctamente.
-No te encuentras cómodo al leer, al usar el ordenador ni al conducir porque son actividades que requieren fijar la vista en un punto.
-Percibes las líneas, como pueden ser los marcos de las puertas, ligeramente torcidas.
-Ves una mancha en el centro.
-No distinguir bien los colores también puede ser una señal a tener muy en cuenta.

La labor del Óptico-Optometrista.
Este profesional sanitario es en muchas ocasiones quien detecta la DMAE. Esto es posible porque conoce perfectamente tanto los factores de riesgo de la enfermedad como los síntomas de sospecha, y no sólo los perceptibles de forma superficial, sino también los que se observan a través de un examen de fondo de ojo.
Una vez confirmado el diagnóstico por un oftalmólogo, el Óptico-Optometrista realizará un examen visual completo al paciente para determinar la corrección óptica que necesita y le hará el seguimiento oportuno para detectar cualquier otra alteración.
En la especialidad de baja visión y rehabilitación visual se tratan los casos de DMAE con muy buenos resultados, ya que existen diferentes ayudas para estos pacientes, como son gafas de aumento, gafas prismáticas, lupas, relojes con voz, etc. También se suelen adaptar filtros especiales de corte con los que se reduce la fotofobia y el deslumbramiento.

Te aconsejamos.
Teniendo en cuenta los factores de riesgo de la DMAE, así como su relación con el estrés oxidativo, la enfermedad se puede controlar mejor siguiendo estos consejos:
-Seguir una dieta rica en atioxidantes en la que estén presentes el brócoli, la zanahoria, la uva, la cebolla, los cítricos y el tomate. Tampoco deben faltar los alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, como el pescado azul y las nueces.
-Prevenir las enfermedades cardiovasculares controlando la presión arterial y los niveles de colesterol y glucosa en sangre.
-Realizar ejercicio físico de forma habitual.
-El ejercicio y una dieta sana y equilibrada ayudan a controlar el peso, aspecto también importante en la prevención.
-Dejar de fumar.

Prueba delatora.
Resulta muy sencilla, pero puede ser clave para detectar un caso de DMAE. Se trata de la prueba que se realiza con la "Rejilla de Amsler", ya que permite detectar los primeros síntomas de que algo en la zona central de la retina no funciona como debe. No es concluyente porque unos resultados negativos pueden deberse a otros problemas visuales, pero es una señal de sospecha que llevará el profesional a estudiar más a fondo el caso.
Para realizarla se siguen estos pasos:
-Ponerse las gafas que se utilizan cotidianamente, en el caso de que así sea.
-Taparse un ojo (después se realizará tapándose el otro).
-Alejarse de la rejilla unos 35 centímetros.
-Mirar fijamente al punto del centro de la rejilla.

En esta situación, hay que tener en cuenta si se ven las cuatro esquinas del cuadrado, si algunas líneas se perciben torcidas o directamente no se ven. La respuesta afirmativa a alguna de estas preguntas, es señal de sospecha de DMAE.

Salud Visual Nº34
 


jueves, 11 de diciembre de 2014

¿TRASTORNOS OCULARES LEVES? PRÉSTALES ATENCIÓN.

No suponen un problema grave de salud, pero por la calidad de vida de quienes los padecen, merece la pena tratarlos.

Pocas son las personas afortunadas que hoy en día no presentan ninguna molestia ocular. El estilo de vida que se ha impuesto en nuestra sociedad, en el que los ordenadores, tablets, e-book, y demás dispositivos son los protagonistas tanto en el puesto de trabajo, como en los momentos de ocio, conlleva que nuestros ojos tabajen más, o por lo menos de forma diferente a como lo hacían hace unos años. A esto hay que sumarle que vivimos rodeados de humo, polución y agentes externos que difícilmente pueden esquivar nuestros ojos. Por otro lado, no podemos olvidar que la población cada vez es más longeva, lo que conlleva que el porcentaje de personas con problemas oculares relacinados con el envejecimiento aumente. Aunque esta situación puede parecer dramática, tampoco debemos alarmarnos, simplemente hay que ser conscientes de ello y poner de nuestra parte para que nuestros ojos no sufran algunos de los transtornos oculares leves más comunes, como son el ojo seco, la vista cansada o la conjuntivitis irritativa.

Tus ojos piden "tiempo muerto".
Seguro que más de una vez has deseado poder hacer un "parentesis" en tu día a día para descansar y no hacer nada. Ahora ponte en el lugar de tus ojos, tus compañeros de fatiga porque no paran ni un minuto hasta que no te vas a la cama. Están siempre al pie del cañon: en la oficina frente al ordenador, en el coche sin desviar la vista de la carretera, cuando "whatsappeas" con tus amigos..., ¿no crees que se merecen un descanso?. Seguro que sí, porque de lo contrario no habría un 40% de personas con vista cansada que trabajan con monitores.
La solución para este problema pasa primero por el descanso adecuado, algo necesario para el bienestar general, pero además se deben realizar descansos oculares si trabajamos muchas horas delante del ordenador, si conducimos constantemente o si nos dedicamos a estudiar, fijando la mirada en un punto más alejado con la finalidad de cambiar el enfoque. También puedes realizar un ejercicio muy sencillo que consiste en mirar hacia la derecha y hacia la izquierda todo lo que puedas durante unos segundos.
Por otro lado, debes cuidar las condiciones en las que trabajas. Tu monitor debe estar ajustado con un brillo adecuado (ni muy intenso, ni muy oscuro), mientras que la iluminación natural no debe venir ni de frente ni de detrás para evitar deslumbramientos o reflejos, y la luz artificial no debe estar orientada hacia el puesto de trabajo.
Si a pesar de seguir estas recomendaciones sigues teniendo problemas para enfocar de forma inmediata, tus ojos están enrojecidos y secos al final del día, tienes lagrimeo frecuente y notas molestias al exponerte a la luz; es decir, continuas padeciendo los síntomas propios de la vista cansada, debes consultarlo con el Óptico-Optometrista porque seguramente necesites una ayuda para que tus ojos no sufran sin necesidad. Con unas gafas o lentes de contacto, ¡problema resuelto!

Ojo seco, ¿por qué?
Se estima que más de cinco millones de españoles padecen el síndrome de ojo seco, según se expuso en el 23 Congreso Internacional de Optometria, Contactología y Óptica Oftálmica, OPTOM 2014; mientras que a nivel mundial los porcentajes de afectados se encuentran entre el 14% y el 33%. Son las mujeres mayores de 65 años las que más presentan este transtorno, ya que está relacionado con el envejecimiento (ellas viven durante más años). Sin embargo, también existen otros factores que favorecen su aparición:

-Baja humedad ambiental: esta situación suele darse en verano debido al efecto de los aparatos de aire acondicionado, así como en invierno al poner en funcionamiento las calefacciones; por tanto, es un problema bastante frecuente. Para solucionarlo se recomienda usar humidificadores o colocar recipientes con agua que aumenten el grado de humedad en las habitaciones.
-Radiación solar: usar gafas de sol sólo los días soleados conlleva exponer a los ojos a la radiación UV en cientos de ocasiones, lo cual, además de provocar sequedad ocular, puede originar otros problemas como cataratas o degeneración macular.
-Cambios hormonales: durante el embarazo, al llegar a la menopausia o como consecuencia de la toma de anticonceptivos orales la lágrima suele presentar un exceso de grasa, lo que empeora su calidad y genera ojo seco.
-Padecer ciertas enfermedades: algunas enfermedades como la artritis reumatoide, el hipertiroidismo o la blefaritis provocan sequedad ocular.
-Tener hipermetropía: quien presenta este defecto visual realiza un sobresfuerzo al fijar su vista para ver de cerca y, a su vez, provoca que el afectado apenas parpadée y no produzca lágrimas. Se debe intentar evitar esta tendencia descansando la vista cada hora y siendo consciente de que hay que parpadear constantemente.
-Mal uso de las lentes de contacto: no limpiar bien la lente o usarla más tiempo de lo normal reduce el paso de oxígeno a través de ella, lo que origina la deshidratación del ojo. Con un uso normal y responsable, este problema se evita por completo.

Si al leer estas situaciones te has sentido identificado con alguna de ellas y además notas con relativa frecuencia picor y sensación de arenilla en tus ojos, así como visión borrosa o tienes legañas muy espesas, es más que probable que presentes el síndrome de ojo seco. No debes preocuparte, pero tienes que ponerle remedio porque este trastorno puede influir negativamente en tu vida laboral y social, así como reducir tu calidad de vida relacionada con la salud. Para evitarlo, habla con tu Óptico-Optometrista porque te indicará las pautas que debes llevar a cabo y si es necesario que sigas algún tipo de tratamiento.

Agentes irritantes.
Solemos relacionar la conjuntivitis con procesos alérgicos o con infecciones, pero lo cierto es que hay otros factores que pueden provocar la conocida como conjuntivitis irritativa. De hecho se estima que cerca del 15% de las afecciones de este tipo no son ni alérgicas ni infecciosas, entonces, ¿cuales son las causas?
La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana trasparente que recubre parte del globo ocular y la parte interna de los párpados. Esta fina membrana tiene pequeños vasos sanguíneos que cuando se inflaman aportan al ojo un aspecto rojizo. Cuando esto sucede, la visión no se ve alterada pero debe tratarse adecuadamente para que no existan complicaciones, especialmente cuando la causa es una infección.
Sin embargo, existen agentes externos que también afectan directamente al estado de nuestros ojos. Por ejemplo, durante el verano, al entrar en contacto con el cloro de las piscinas o con el agua del mar, puede surgir una conjuntivitis, de ahí que se recomiende el uso de gafas de nadar. Pero el resto del año también estamos expuestos al polvo, al humo, pinturas y demás agentes irritantes. En el caso de las mujeres, el maquillaje, especialmente el de baja calidad y mal aplicado, puede ser la causa de una conjuntivitis.
En estos casos la solución es sencilla, se debe evitar la causa que lo provoca y administrar un tratamiento antiinflamatorio hasta que se reduzca la inflamación. También es recomendable mantener bien hidratado el ojo para que la contaminación ambiental afecte lo menos posible.

¡Toma nota!
Por muy leve que parezca, cualquier alteración en el aspecto de nuestro ojo, o en la capacidad visual, debe ser consultada a un profesional sanitario como el el Óptico-Optometrista.

Salud Visual Nº34

martes, 9 de diciembre de 2014

NUEVA "APP" PARA EL TRATAMIENTO DEL "OJO VAGO" EN NIÑOS.

De todo el conjunto de apps hay pocas que estén orientadas al tratamiento de la ambliopía, una de ellas es la aplicación creada por el Dr. Sharon Chuang, especialista en ambliopías en niños.

Son innumerables los recursos que tenemos actualmente al alcance y que nos facilitan muchas tareas en nuestro trabajo. El campo de la terapia visual también se beneficia ya que en sólo unos pocos años hemos pasado de utilizar elementos rudimentarios a unos sofisticados instrumentos basados principalmente en la informática y con la llegada de los nuevos dispositivos portátiles sensibles al tacto se nos han abierto interesantes posibilidades.

De todo el conjunto de apps hay pocas que estén orientadas específicamente al tratamiento de las ambliopías. Una de ellas es la aplicación creada por el Dr. Sharon Chuang, especialista en el tratamiento de ambliopías en niños. Nos propone un juego ideado para la estimulación central y periférica de la visión utilizando divertidas animaciones de piratas, tesoros y princesas.
El momento perfecto para tratar la ambliopía es entre las edades de 3 a 8 años. Después de este período, los nervios enpiezan a madurar y la corrección se vuelve cada vez más dificil. La terapia de la ambliopía generalmente incluye ejercicios de coordinación repetitivos, como navegar por un laberinto, dibujar líneas en el papel, insertar cuentas en un cordel, etc. La App convierte los ejercicios correctivos en un interesante juego.
El juego consta de seis ejercicios:

1.Estimulación de la visión mediante la obsevación y tacto de objetos móviles a través de rejillas animadas de diferentes patrones que activan la vía magnocelular.
2.Coordinación ojo-mano con la estimulación de diferentes colores. Se entrenan seguimientos, discriminación cromática y coordinación ojo-mano.
3.Juego para ejercitar los músculos extraoculares.
4.Los ojos se entrenan para reconocer objetos específicos camuflados en un fondo visualmente diverso. Un buen ejercicio de percepción figura-fondo.
5.Entrenar el reconocimiento de un color específico a partir de una selección. Se entrenan los sacádicos, discriminación cromática y coordinacion ojo-mano.
6.Ejercicio visuo-motor que combina la agudeza visual y espacial en el entrenamiento para controlar los músculos oculares.

La aplicación permite la grabación de los resultados en las sesiones de entrenamiento mostrando gráficas de evolución para un mejor control de los resultados.

Gaceta optometría y óptica oftalmica Nº497

martes, 2 de diciembre de 2014

¿OJO VAGO? ES MOMENTO DE ACTIVARLO.

La ambliopía es un problema que debe tratarse en la infancia, de no ser así la agudeza visual quedará reducida de por vida.

No es raro ver en una clase de los primeros cursos escolares a más de un niño con un parche en un ojo. Seguro que tu hijo te habrá preguntado sobre ello, ¿has sabido responderle? Si la respuesta es negativa, apunta en qué consiste la ambliopía, comúnmente conocida como "ojo vago" porque entender este problema visual te puede ayudar a detectarlo en los niños de tu entorno.

El origen de la "pereza visual".
Desde el momento del nacimiento, la visión del bebé va mejorando poco a poco, ya que su evolución va a la par del desarrollo de las células visuales cerebrales, algo que ocurre durante los primeros meses de vida. Cuando esta capacidad llega a su estado óptimo, ambos ojos trabajan de forma conjunta enviando información el cerebro; es lo que se llama visión binocular. Sin embargo, en algunos casos la información que llega al cerebro es diferente, por lo que directamente descarta aquella que viene de uno de los ojos (evita la visión doble). Como consecuencia, uno de los ojos continúa trabajando con normalidad, pero el otro, del que se descarta la información, deja de evolucionar convirtiendose en el "ojo vago".
Esta alteración puede surgir por diferentes motivos, normalmente relacionados con otros problemas en la visión:
 -El niño padece estrabismo. Sus ojos no están perfectamente alineados, por lo que mandan información diferente al cerebro, y este no la puede asimilar, por lo que descarta la que viene de uno de los ojos.
-Diferencia de graduación entre los dos ojos. Por un problema de miopía o hipermetropía un ojo tiene visión borrosa, así que el cerebro descarta la información que viene de este.
-Un problema congénito, como una catarata, tener la córnea opaca o un problema en uno de los párpados puede impedir que el ojo vea correctamente dando lugar a una ambliopía.

No hay tiempo que perder.
Aunque el pequeño padezca ambliopía siendo un bebé, es dificil detectarla tan pronto. Un detalle que nos puede hacer sospechar que no ve correctamente es que no sigue bien un objeto en movimiento o se intuye una leve desviación de uno de los ojos. Hay que permanecer atentos porque una ambliopía no tratada a tiempo provoca una disminución de la agudeza visual que no se podrá recuperar al llegar a cierta edad (a los siete años por ser el momento de maduración del sistema visual). De hecho se detectan muchos casos en adultos que, por no haberse detectado ni tratado la ambliopía durante la infancia, presentan una baja agudeza visual.
Esta es una de las razones por la que se recomienda que el primer examen ocular se realice a los seis meses de edad, y en el caso de que no se detecte ninguna alteración, repetirlo a los tres años. El siguiente se aconseja que sea en el momento en el que comienza a ir al colegio, y ya continuar las visitas al Óptico-Optometrista de forma anual. Para que no nos olvidemos de esta cita, podemos fijar en el calendario la revisión junto con un momento puntual del año, como puede ser el comienzo del curso escolar.

Las señales de sospecha.
Es importante observar al niño en ciertos momentos para poder detectar este problema, ya que ellos no suelen quejarse cuando ven mal. Es a la hora de leer, fijarse en la pizarra, cuando realizan los deberes, etcétera, cuando se pueden notar señales de sospecha; por este motivo, los padres y profesores son la clave en la detección. Desde el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas se recomienda a los adultos que se fijen en estas acciones y actitudes del niño con el objetivo de detectar un posible problema a tiempo:
-Prestar atención si el niño  se acerca mucho a los libros o a la televisión.
-Se distrae continuamente al leer y no comprende bien el texto.
-Valorar si el niño se fatiga cuando está sometido a estímulos visuales.
-No escribe bien a mano cuando ya debería hacerlo.
-Se queja de ver borroso, tanto de lejos como de cerca.
-Fijarse en si entorna los ojos para mirar o al centrar su atención en detalles lejanos.
-Observar si adopta posiciones de tortícolis (cuello torcido) cuando lee o hace los deberes, que a la larga pueden manifestarse como dolores de cuello o espalda, e incluso cronificarse.
-Astenopía (visión borrosa, fatiga visual y dolor de cabeza) con frecuencia.
-Hiperactividad durante la clase.
-Inversión de letras y números.
-Bajo rendimiento escolar.

Tratamiento adecuado.
Depende de la causa y de la edad del niño (cuanto antes se trata, mayor probabilidad de éxito tendrá el tratamiento), pero por lo general la terapia para corregir la ambliopía consiste en entrenar el "ojo vago" para que logre ver nítidamente. Esto se consigue utilizando lentes conpensadoras por medio de gafas o lentes de contacto, y un programa de entrenamiento visual que suele comenzar con la colocación de un parche sobre el ojo que ve bien para obligar al cerebro a utilizar la información que le llega del ojo ambliope.

¿Sabías que...?
Según los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) de 2009 y 2012, los casos de fracaso escolar en España superan la media europea. Sin embargo, cerca del 30% de los casos no está relacionado con las capacidades o inteligencia de los alumnos, sino con anomalías visuales de índole refractivas. Y es que, como explica el presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, "hay que tener en cuenta que las disfunciones binoculares incapacitan al escolar para fusionar las imágenes del ojo derecho e izquierdo y obtener una imagen única y tridimensional, por lo que esta disfunción puede dar lugar a fatiga visual, malestar y afecta considerablemente a la eficacia de la lectura y el aprendizaje".