No suponen un problema grave de salud, pero por la calidad de vida de quienes los padecen, merece la pena tratarlos.
Pocas son las personas afortunadas que hoy en día no presentan ninguna molestia ocular. El estilo de vida que se ha impuesto en nuestra sociedad, en el que los ordenadores, tablets, e-book, y demás dispositivos son los protagonistas tanto en el puesto de trabajo, como en los momentos de ocio, conlleva que nuestros ojos tabajen más, o por lo menos de forma diferente a como lo hacían hace unos años. A esto hay que sumarle que vivimos rodeados de humo, polución y agentes externos que difícilmente pueden esquivar nuestros ojos. Por otro lado, no podemos olvidar que la población cada vez es más longeva, lo que conlleva que el porcentaje de personas con problemas oculares relacinados con el envejecimiento aumente. Aunque esta situación puede parecer dramática, tampoco debemos alarmarnos, simplemente hay que ser conscientes de ello y poner de nuestra parte para que nuestros ojos no sufran algunos de los transtornos oculares leves más comunes, como son el ojo seco, la vista cansada o la conjuntivitis irritativa.
Tus ojos piden "tiempo muerto".
Seguro que más de una vez has deseado poder hacer un "parentesis" en tu día a día para descansar y no hacer nada. Ahora ponte en el lugar de tus ojos, tus compañeros de fatiga porque no paran ni un minuto hasta que no te vas a la cama. Están siempre al pie del cañon: en la oficina frente al ordenador, en el coche sin desviar la vista de la carretera, cuando "whatsappeas" con tus amigos..., ¿no crees que se merecen un descanso?. Seguro que sí, porque de lo contrario no habría un 40% de personas con vista cansada que trabajan con monitores.
La solución para este problema pasa primero por el descanso adecuado, algo necesario para el bienestar general, pero además se deben realizar descansos oculares si trabajamos muchas horas delante del ordenador, si conducimos constantemente o si nos dedicamos a estudiar, fijando la mirada en un punto más alejado con la finalidad de cambiar el enfoque. También puedes realizar un ejercicio muy sencillo que consiste en mirar hacia la derecha y hacia la izquierda todo lo que puedas durante unos segundos.
Por otro lado, debes cuidar las condiciones en las que trabajas. Tu monitor debe estar ajustado con un brillo adecuado (ni muy intenso, ni muy oscuro), mientras que la iluminación natural no debe venir ni de frente ni de detrás para evitar deslumbramientos o reflejos, y la luz artificial no debe estar orientada hacia el puesto de trabajo.
Si a pesar de seguir estas recomendaciones sigues teniendo problemas para enfocar de forma inmediata, tus ojos están enrojecidos y secos al final del día, tienes lagrimeo frecuente y notas molestias al exponerte a la luz; es decir, continuas padeciendo los síntomas propios de la vista cansada, debes consultarlo con el Óptico-Optometrista porque seguramente necesites una ayuda para que tus ojos no sufran sin necesidad. Con unas gafas o lentes de contacto, ¡problema resuelto!
Ojo seco, ¿por qué?
Se estima que más de cinco millones de españoles padecen el síndrome de ojo seco, según se expuso en el 23 Congreso Internacional de Optometria, Contactología y Óptica Oftálmica, OPTOM 2014; mientras que a nivel mundial los porcentajes de afectados se encuentran entre el 14% y el 33%. Son las mujeres mayores de 65 años las que más presentan este transtorno, ya que está relacionado con el envejecimiento (ellas viven durante más años). Sin embargo, también existen otros factores que favorecen su aparición:
-Baja humedad ambiental: esta situación suele darse en verano debido al efecto de los aparatos de aire acondicionado, así como en invierno al poner en funcionamiento las calefacciones; por tanto, es un problema bastante frecuente. Para solucionarlo se recomienda usar humidificadores o colocar recipientes con agua que aumenten el grado de humedad en las habitaciones.
-Radiación solar: usar gafas de sol sólo los días soleados conlleva exponer a los ojos a la radiación UV en cientos de ocasiones, lo cual, además de provocar sequedad ocular, puede originar otros problemas como cataratas o degeneración macular.
-Cambios hormonales: durante el embarazo, al llegar a la menopausia o como consecuencia de la toma de anticonceptivos orales la lágrima suele presentar un exceso de grasa, lo que empeora su calidad y genera ojo seco.
-Padecer ciertas enfermedades: algunas enfermedades como la artritis reumatoide, el hipertiroidismo o la blefaritis provocan sequedad ocular.
-Tener hipermetropía: quien presenta este defecto visual realiza un sobresfuerzo al fijar su vista para ver de cerca y, a su vez, provoca que el afectado apenas parpadée y no produzca lágrimas. Se debe intentar evitar esta tendencia descansando la vista cada hora y siendo consciente de que hay que parpadear constantemente.
-Mal uso de las lentes de contacto: no limpiar bien la lente o usarla más tiempo de lo normal reduce el paso de oxígeno a través de ella, lo que origina la deshidratación del ojo. Con un uso normal y responsable, este problema se evita por completo.
Si al leer estas situaciones te has sentido identificado con alguna de ellas y además notas con relativa frecuencia picor y sensación de arenilla en tus ojos, así como visión borrosa o tienes legañas muy espesas, es más que probable que presentes el síndrome de ojo seco. No debes preocuparte, pero tienes que ponerle remedio porque este trastorno puede influir negativamente en tu vida laboral y social, así como reducir tu calidad de vida relacionada con la salud. Para evitarlo, habla con tu Óptico-Optometrista porque te indicará las pautas que debes llevar a cabo y si es necesario que sigas algún tipo de tratamiento.
Agentes irritantes.
Solemos relacionar la conjuntivitis con procesos alérgicos o con infecciones, pero lo cierto es que hay otros factores que pueden provocar la conocida como conjuntivitis irritativa. De hecho se estima que cerca del 15% de las afecciones de este tipo no son ni alérgicas ni infecciosas, entonces, ¿cuales son las causas?
La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana trasparente que recubre parte del globo ocular y la parte interna de los párpados. Esta fina membrana tiene pequeños vasos sanguíneos que cuando se inflaman aportan al ojo un aspecto rojizo. Cuando esto sucede, la visión no se ve alterada pero debe tratarse adecuadamente para que no existan complicaciones, especialmente cuando la causa es una infección.
Sin embargo, existen agentes externos que también afectan directamente al estado de nuestros ojos. Por ejemplo, durante el verano, al entrar en contacto con el cloro de las piscinas o con el agua del mar, puede surgir una conjuntivitis, de ahí que se recomiende el uso de gafas de nadar. Pero el resto del año también estamos expuestos al polvo, al humo, pinturas y demás agentes irritantes. En el caso de las mujeres, el maquillaje, especialmente el de baja calidad y mal aplicado, puede ser la causa de una conjuntivitis.
En estos casos la solución es sencilla, se debe evitar la causa que lo provoca y administrar un tratamiento antiinflamatorio hasta que se reduzca la inflamación. También es recomendable mantener bien hidratado el ojo para que la contaminación ambiental afecte lo menos posible.
¡Toma nota!
Por muy leve que parezca, cualquier alteración en el aspecto de nuestro ojo, o en la capacidad visual, debe ser consultada a un profesional sanitario como el el Óptico-Optometrista.
Salud Visual Nº34
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