Durante los primeros años de vida la audición es vital para el desarrollo futuro del habla y el lenguaje de los niños.
Se calcula que uno de cada tres recién nacidos en España sufre algún tipo de pérdida auditiva. Este tipo de problemas va a determinar el desarrollo emocional, social y cognitivo del pequeño. De hecho, cuanto más tarde se diagnostique un problema auditivo, más serios serán los efectos en su desarrollo.
¿Cuándo empezamos a vigilar?
En la actualidad, los hospitales realizan pruebas nada más nacer, lo que se conoce como cribado auditivo. El problema surge cuando la pérdida de audición no es congénita, sino que es progresiva. Por ello, es fundamental la implicación de los padres y educadores para observar las distintas etapas de desarrollo y saber cómo detectar este tipo de problemas.
La disminución de la capacidad auditiva puede deberse a malformaciones congénitas en sus oídos, a exposiciones continuas a sonidos excesivamente fuertes o a una exposición breve a sonidos de impacto repentino. En los pequeños, también es bastante común la aparición de un problema auditivo a raíz de infecciones en los oídos que no fueron tratadas debidamente.
Las dificultades.
El problema es que resulta difícil detectar el trastorno, ya que los niños que lo sufren aprenden a compensar su falta de audición y se vuelven más sensibles a otro tipo de señales que pueden informarle de su contexto (vibraciones del suelo o, incluso, movimientos de aire). Es muy frecuente que la pérdida de esta capacidad sensorial pase inadvertida durante los primeros meses de vida, ya que no tiene síntomas evidentes para los padres en su fase inicial.
¿Cómo detectarlo?
La mejor herramienta es, como casi siempre en salud, la prevención.
Existe una serie de síntomas que podrían indicar la necesidad de acudir a la orientación de un especialista. Si el niño no se sobresanta por ruidos fuertes o si por ejemplo no gira la cabeza hacia la persona que le habla o no responde cuando se le llama.
Los expertos señalan que otro síntoma claro es que no renpondan a su nombre a la edad aproximada de seis meses o si los balbuceos no pasan a ser sonidos del habla reconocibles y no emite palabras durante el segundo año de vida.
Por otra parte, si se toca o tira de uno o de los dos oídos con frecuencia, puede indicar presión o una infección.
Pruebas más frecuentes.
La prueba de respuesta auditiva del tronco cerebral es una prueba para determinar la respuesta del cerebro al sonido. Además, existen otras pruebas:
Emisiones otacústicas sirve para evaluar la respuesta del oído interno al sonido.
Audiometría conductual. La audiometría conductual es una prueba para evaluar todas las partes del oído.
Fundación Salud Visual nº31
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