Aunque te encuentres con plena capacidad para conducir, te recomendamos que sigas una serie de medidas de prevención a la hora de ponerte al volante.
En nuestra sociedad cuando hablamos de personas mayores nos referimos a aquellas que ya han cumplido los 65 años, parámetro que viene establecido por la actual edad de jubilación. Pero lo cierto, y a diferencia de lo que ocurría hace mucho tiempo, hoy en día con esta edad, a no ser que se padezca alguna enfermedad grave, se trata de una persona activa a la que aún le quedan años para llegar a la verdadera vejez. De hecho, es a esta edad cuando se suele viajar más, se realizan otro tipo de actividades y se disfruta del tiempo libre que antes no se tenía.
Sin embargo tampoco se puede obviar la realidad, con el paso de los años, y de forma natural, ciertas capacidades se van perdiendo, algo que se debe tener en cuenta a la hora de realizar algunas acciones, como es conducir.
Según se expuso en el 56 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, en el año 2030 los mayores de 65 años sumarán el 25,7% de la población, por lo que cada vez habrá más personas "mayores" al volante. Con las estadísticas en la mano, la Dirección General de Tráfico (DGT) explica que este grupo poblacional no presenta mayor accidentalidad que otros grupos de edad, pero es más vulnerable ante una colisión de tráfico, lo que hace que su mortalidad aumente.
Ante esta situación es importante tomar todas las medidas de prevención posibles. La primera de todas es ser consciente de la reducción de las capacidades del conductor, ya que a partir de los 55 años las visuales, auditivas y de reacción comienzan a empeorar, mientras que pasados los 60 se acelera el deterioro cognitivo. Por esta razón, y porque a través de la vista percibimos el 90% de la información que nos llega cuando conducimos, este grupo de edad debe ser más estricto en lo que se refiere a las revisiones, y más aún si utiliza alguna corrección visual.
El Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas recomienda someterse a una revisión cada año, siendo este periodo en la que aumentan los desplazamientos por carretera, un buen momento para hacerlo y así viajar de forma más segura. El Óptico-Optometrista se encarga de comprobar el estado de la visión, si es necesario el uso de algún corrector visual, o si se debe adaptar la graduación del que ya se utiliza. No hay que olvidar que es necesario llevar en el coche unas gafas de repuesto, por lo que si se adquieren unas nuevas o se gradúan, también se debe tener en cuenta el segundo par.
Si se sigue este consejo el conductor se asegura:
-Una mayor capacidad de reacción frente a un obstáculo.
-Menor fatiga ocular.
-Calcular mejor la distancia adecuada entre coches.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que este grupo poblacional tiene más posibilidades de seguir un tratamiento farmacológico, y algunos medicamentos pueden afectar a sus sentidos, algo que repercute negativamente en la conducción. En concreto, los que más pueden afectar a la hora de ponerse al volante son:
-Los que actúan sobre el sistema nervioso central, como los antidepresivos o ansiolíticos.
-Los antihistamínicos para tratamiento de la alergia.
-Los relajantes musculares.
-Algunos colirios.
Entre los efectos perjudiciales que pueden provocar se encuentran: somnolencia, reducción de reflejos, alteración de la percepción de las distancias y estados de confusión. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 5% de las víctimas por accidente de tráfico habían tomado algún medicamento, aunque no se puede confirmar que fuese la principal causa del altercado, pero hace sospechar que influye. Por ello, antes de coger un coche se recomienda hablar con un profesional sanitario especialista en el tema para que valore si es seguro conducir bajo el efecto de la medicación que se esté tomando.
¡Siempre con gafas de sol!
Este consejo se dirige tanto a jóvenes como a mayores porque en este caso el problema no viene dado por la edad, sino por ciertos factores externos como son la luz solar y los efectos que produce al reflejarse en otros coches o sobre la carretera. Es lo que se conoce como deslumbramiento, siendo bastante peligroso porque puede impedir que veamos a otros coches, e incluso a personas. Para evitarlos la mejor solución es el uso de unas gafas de sol adecuadas para la conducción; sin embargo, sólo el 55% de la población las utiliza al volante, mientras que el 33% se las pone de forma ocasional, y el 12% nunca. Quizás se puede variar estos datos si se explica a la población que el uso de gafas de sol al conducir mejora la calidad visual y la sensibilidad al contraste, reduce el tiempo de adaptación a los cambios de iluminación y nos protege frente a patologías oculares provocadas por la radiación solar.
Con el objetivo de adquirir las más adecuadas para tus desplazamientos por carretera acude a una óptica donde un Óptico-Optometrista te recomendará las mejores para ti. En cualquier caso serán gafas con lentes con tratamiento anti-reflejante y con filtro solar de categoría 2 ó 3. Además, si lo necesitas, el profesional te las graduará.
Ya puedes encontrar gafas de sol con lentes polarizadas diseñadas específicamente para conducir. Las ventajas que presentan es que neutralizan los reflejos y favorecen la visión en ambientes muy luminosos. Por el contrario, no son recomendables las lentes fotocrómaticas, a no ser que sea un modelo especial para conducir, porque no se adaptan correctamente a los cambios de luz ambiental debido a que el efecto de los parabrisas puede aclarar u oscurecer demasiado las lentes.
Saludvisual Nº32
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