Quien padece esta enfermedad se queda práticamente ciego cuando baja la luz ambiental.
No fué hasta finales del siglo XIX cuando se reconoció esta enfermedad degenerativa de la retina y de origen hereditario. Hoy en día ya se sabe algo más de la enfermedad, aunque aún queda mucho por investigar, lo que sí se ha demostrado es que aparece debido a la destrucción de los fotorreceptores, es decir, las células que se encuentran en la retina que se ocupan de captar la luz. Se pueden distinguir dos tipos de células, los bastones que son las que nos permiten ver de noche y percibir una amplia zona del campo visual; y los conos, que se sitúan en el centro de la retina y se encargan de la visión central, de la del día y de la de los colores. En las primeras fases de la retinosis pigmentaria son los bastones los que se van deteriorando; mientras que según progresa la patología, las células que se destruyen son los conos, pudiendo dar lugar a la ceguera total.
Sus primeras señales.
Esta enfermedad tiene una naturaleza hereditaria, pero esto no significa que todos los miembros de la familia tengan el riesgo de padecerla, depende de la genética, por ello se puede detectar mediante un estudio genético.
El mayor porcentaje de afectados comienza a notar los primeros síntomas entre los 20 y 30 años. El origen se encuentra en la llamada "ceguera nocturna", la cual se caracteriza por una lenta capacidad del paciente para adaptar su visión en la oscuridad. El siguiente paso es la pérdida progresiva del compo visual, dando lugar a lo que se denomina "visión en cañon de escopeta", que se detecta a través de la campimetría (prueba que permite conocer el campo visual de un paciente).
Aún sin cura.
Aunque se sabe cómo se desarrolla la enfermedad, aún no hay tratamiento para su cura, por ahora las investigaciones se están centrando en frenar su evolución, y es que sólo hace 10 años que se empezaron a entender los mecanismos que conllevan la muerte celular. Parece ser que en la retina hay unos vectores víricos que actúan sobre los genes de las células que se destruyen, los cuales podrían favorecer su supervivencia, pero es algo que aún está por verificar. También se está trabajando en la posibilidad de realizar trasplantes de tejido retiniano y de células madre, pero de igual forma, está aún en proceso.
Lo que sí se está empezando a realizar es una terapia genética en ciertos tipos de retinosis pigmentaria. Consiste en colocar un gen que falta o inhibir el que está funcionando mal y que provoca algún daño, pero sólo se realiza en casos muy específicos.
Actualmente el tratamiento que se aplica a estos pacientes se basa en evitar otros problemas oculares asociados, como son las cataratas precoces o el edema macular asociado con el objetivo de que no agraven la situación.
¿Qué te puede ayudar?
Quienes padecen retinopatía pigmentaria deben proteger sus ojos siguiendo, entre otros, estos consejos:
-Usar filtros especiales de corte.
-Tomar alimentos ricos en vitaminas antioxidantes y suplementos de DHA-omega3 dentro de la dieta mediterránea.
-Realizar ejercicio físico al aire libre, en zonas poco contaminadas.
-Usar viseras y sombreros para evitar la exposición directa a la radiación solar.
-Adquirir el hábito de realizar técnicas de relajación.
Por otro lado, deben evitar la exposición a la radiación solar y rayos X; no abusar del consumo de cafeína, de tabaco y de alcohol, e intentar estar relajados.
Progresos con la rehabilitación visual.
Con ella lo que se intenta es potenciar la capacidad visual que le queda al paciente, centrándose en mejorar su orientación y movilidad, para que así disfrute de una mejor calidad de vida. Aemás, el profesional en baja visión le puede recomendar la utilización de ciertas ayudas, como una lupa, o sistemas electrónicos más sofisticados.
Saludvisual Nº33
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